SAN LUIS

NATURALEZA. EL MAGNIFICO PAISAJE DEL VALLE DE MERLO, AL PIE DE LA SIERRA DE COMECHINGONES.

Los buenos aires de la Villa de Merlo

La ciudad, famosa por su microclima, ofrece turismo aventura, descanso y bellos paisajes. El circuito chico. Es la hora de volver a casa, de la primera estrella, de echar leña al fuego para reavivar el alma. Con manos de artesano, curtidas y meticulosas, el hombre de gorro negro guarda cuarzos y turmalinas en una caja. Es el último en levantar el puesto de la feria que todos los días le otorga bullicio al Mirador del Sol, en la Villa de Merlo. A las seis de la tarde y a 1.460 metros de altura, los artesanos comienzan su retirada. La mayoría se dirige rumbo al valle, en el faldeo de la Sierra de Comechingones, en el noreste de la provincia de San Luis.

Los turistas, de edades y nacionalidades diversas -grandes contingentes incluidos-, también han bajado la cuesta. Seguramente, muchos probarán suerte en el gran casino Flamingo, un retazo de Las Vegas en la soledad serrana. Otros descansarán, después de una jornada ajetreada en el Filo de la Sierra y el Mirador de los Cóndores: es que el rappel, la tirolesa y el parapente son las actividades que más se practican en las alturas. Sin embargo, todos coinciden hacia las nueve y media de la noche. Más allá del móvil que trajo a cada uno a Merlo, todos irán por un chivito a las brasas. Un plato que en estos pagos es tan sagrado como la pizza-de-finde-con-amigos-y-cerveza en Buenos Aires o el-asadito-de- los-domingos. Al llegar al centro de la comarca, la calle Mercau flanquea la plaza Marqués de Sobremonte, donde se conserva -aunque reconstruido- el aljibe comunal. Desde 1880 y por medio siglo, sirvió para abastecer de agua a los habitantes de Merlo. Aún hoy, conserva el farol que otrora alumbraba con velones de sebo las calles añejas. También tiene su aljibe la capilla Nuestra Señora del Rosario, que preserva las vigas de algarrobo y la puerta originales de 1720. No corrió la misma suerte la torre con el campanario de adobe, que hace unos cuatro años se desmoronó frente al desconsuelo del pueblo. A la una de la tarde, en la nave central, tres mujeres rezan con una voz aguda y monocorde. Hay que dar la vuelta a la manzana para encontrarse con la iglesia nueva, de ladrillo a la vista. A pocas cuadras, la antigua residencia del poeta más famoso de San Luis, Antonio Esteban Agüero (1917-1970), es uno de los sitios más visitados del pueblo. En la vieja biblioteca de la casa, el guía y cantor Jorge Altamirano narra anécdotas de la vida del autor de "La Mazamorra" y recita algunos poemas. Luego invita a escuchar una grabación con la voz de Agüero. Entonces, los fragmentos de la "Cantata del Abuelo" conducen inevitablemente al Parque del Algarrobo Abuelo. Y se comprueba que no ha exagerado: el árbol de 800 años al que el poeta llamó "catedral de los pájaros" impacta con su desmesura. "Padre y Señor del bosque./ Abuelo de barbas vegetales./ Algarrobo Natal. Torre del cielo./ Monumento y estatua del follaje./ Hijo del Sol y la Tierra unidos./Corona real para la sien del aire./Arbol de luz. Espejo de los siglos./ Dios vegetal de corazón fragante./ Así yo quiero terminar la Oda,/ Asistido por Angeles del Canto:/ Algarrobo natal, Abuelo nuestro,/ ¡Catedral de los Pájaros!", exclama el final del extenso poema.

Remanso serrano

Merlo se encuentra en uno de los mejores microclimas del mundo. La ubicación geográfica es determinante para la comarca, ya que las sierras cortan el paso de las corrientes de aire húmedo que provienen del Atlántico y de los elementos contaminantes que las mismas arrastran a su paso. Por tratarse de un macizo antiguo, en la Sierra de Comechingones -límite natural con la provincia de Córdoba- la carga eléctrica de las rocas es muy baja, la ionización es negativa, y la descomposición del granito libera átomos de oxígeno que se transforman en ozono. Estos factores, sumados a la altura de Merlo -entre los 800 y los 1.200 metros sobre el nivel del mar- generan una proporción óptima de oxígeno. Hasta aquí, los datos objetivos, casi de atlas. No está mal entonces que el microclima de Merlo se haya convertido en un gran atractivo turístico "per se". Pero también convoca a los devotos de la "vida sana", de la New Age, de las prácticas orientales -yoga, taichi o shiatzu, por nombrar algunas- y de las terapias alternativas. Es que la conjunción entre los componentes minerales de las sierras -como granito y uranio- y los rayos solares producen una carga energética especial; mientras que los iones con carga negativa provocan un efecto en las personas que fortifica y relaja al mismo tiempo. Además, aquí florecen la gemoterapia, gracias a la abundancia de cuarzo, turmalina y fluorita, y la aromaterapia, ante la gran variedad de hierbas medicinales y aromáticas. Las condiciones topográficas y climáticas de Merlo promueven el ecoturismo: senderismo, trekking, reconocimiento de flora y avifauna, paseos a caballo, safaris fotográficos y cicloturismo son algunas de las actividades más saludables. Entre la variada flora autóctona se destaca la presencia de quebrachos, espinillos, tabaquillos y algarrobos. Entonces, bosquecillos y pequeños montes alternan con sierras escarpadas, refugio de águilas y cóndores, jilgueros y zorzales.

Paseos y poblados cercanos

En auto o a pie -según el estado de ánimo y/o físico-, la avenida del Sol, la Dos Venados y De los Césares son buenas opciones para recorrer el Circuito Chico de la Villa de Merlo. Además de los bellos paisajes, en el camino se aprecian las artesanías que venden numerosos talleres y comercios. Tejidos en telar, piezas de cerámica, hierro o madera, y pinturas son característicos de la zona desde tiempos lejanos. En el mirador Cabeza del Indio se puede degustar el célebre chivito a las brasas, acceder a senderos peatonales y practicar ciclismo de montaña. Con guía y tras dos horas de caminata, se llega a la Cascada Olvidada. No muy lejos, un camino de ripio conduce al mirador Peñón del Colorado, que domina el Valle de Conlara. Para pasar un día de campo, el paraje Pasos Malos es ideal. Para adentrarse en el pasado de la región, se sugiere una visita al poblado de Piedra Blanca. Y en verano, obviamente, el balneario de Rincón del Este es una opción refrescante. Los religiosos tampoco son defraudados con el Vía Crucis del Cerro Mogote Bayo -y la Cruz de la Medalla Milagrosa en la cima- y el particular Monasterio de la Santísima Trinidad, donde residen en clausura las monjas de la familia monástica de Belén de la Asunción de la Virgen y de San Bruno. La particularidad de sus misas dominicales atrae a creyentes y curiosos. Pero nada es gratis: hay que madrugar. Si bien Merlo fue fundada en 1797 por orden del Marqués de Sobremonte, los antiguos pobladores de estas tierras eran los comechingones, quienes vivían de la agricultura, la recolección de frutos, la caza y la cría de llamas y alpacas. Los restos de sus chozas semienterradas, construidas en pozos al ras del suelo, todavía pueden encontrarse en algunos lugares de la zona. Pero los indígenas también dejaron vestigios de su rica pictografía: hay más de mil obras de arte rupestre diseminadas en el interior de cuevas y cavernas. Turismo aventura, rural, religioso, salud, arqueológico, paleontológico y ecoturismo, todos son posibles en Merlo gracias a su variedad de productos, infraestructura y circuitos. Cercanos y alineados en la ruta 1, varios poblados conforman un atractivo paseo desde la Villa. El primer caserío histórico que aparece en el camino es Carpintería, a sólo 7 km. Le siguen Los Molles, Villa Elena, Cortaderas y Villa Larca, donde crece la hospitalidad a la par de los tabaquillos. Entre sierras y piedras grises entre las que las cabras desobedecen a su pastor, es recomendable visitar el Chorro San Ignacio -con balneario, fogones y camping- y la laguna Milagrosa. Con aguas heladas y transparentes de vertiente, el silencio se intensifica y comienzan a rodar historias de hadas y hechizos. El último pueblo de este circuito es Papagayos y sorprende con sus palmeras caranday, que abrazan un arroyo. Sobre una roca, puede que termine este paseo y comience la primera ronda de mate. O no.

El escenario perfecto

Es muy probable que los visitantes primerizos sean recibidos de la mejor manera por una mañana de sol radiante, para empezar a desandar la Comarca de los cerros puntanos en la que brilla Merlo. Porque la Villa mayor y las aldeas circundantes son un dechado de luminosidad y colores. Escritores, escultores y pintores percibieron en esta franja de la sierra de Comechingones el escenario perfecto para desarrollar proyectos personales, al tiempo que el entorno aporta cotidianamente para su espíritu creativo. Aquí cuentan con ventaja: cada circuito garantiza una secuencia de panorámicas impecables, adornadas por cascadas desprendidas de ocultas grietas de la roca y bosques que tapizan la ladera. Un vasto jardín de flores, salpicado por edificaciones discretas.

Datos útiles e información

COMO LLEGAR. El vuelo a Merlo por Baires Fly cuesta $ 337. Sale de Aeroparque los lunes y viernes (4953-6826). Desde Retiro, el servicio cama ejecutivo de Chevallier (10 hs), $ 90. Son 800 km de Bs. As. a Merlo, por ruta 8 (Panamericana ramal Pilar) hasta Río Cuarto, ruta 30 hasta La Punilla y ruta 1.

DONDE ALOJARSE. En el Howard Johnson Merlo, la habitación doble cuesta $ 260 de domingo a jueves; viernes y sábados, $ 300 .

DONDE COMER. En el restaurante Cabeza del Indio, la especialidad es el chivito a las brasas. En las casas de té Angel Azul o Merlín, hay variedad de tés en hebras y tortas. Secretaría de Turismo de Merlo: (02656) 476-078. www.villademerlo.gov.ar

Fuente: Clarin