Al trotecito en el Haras San Blas
Una estancia de Carmen de Areco donde crían pura sangre lusitanos y se disfruta de un bellísimo casco. El casco principal del Haras San Blas, en Carmen de Areco, aparece imponente, recién en el último recodo de la entrada, poblada de árboles centenarios. El aroma a eucaliptos y magnolias y el relincho de los caballos le dan marco y clima a esta estancia de principios del siglo XX. Sus actuales dueños, Sandra Werner y Olivier Jacques, cambiaron Francia por la pampa húmeda y se tomaron más de un año para remodelar esta casa de 1902 hasta dejarla como nueva.
Fusión de estilos
El casco fusiona magistralmente las antigüedades con el mobiliario más moderno: el mostrador de algún antiguo almacén (con su libro contable en perfecto manuscrito), la cúpula hexagonal en el techo, el piano berlinés negro de tres patas, junto a la laptop con acceso a Internet y la nítida luz que brinda un calibrado equipo de dicroicas. Este oasis admite distintos programas: pasar un día de campo, disfrutando del sauna y la buena cocina criolla y francesa o ampliar la apuesta y (es difícil resistirse) hospedarse. Comodidades no faltan. El casco principal tiene tres suites con cama doble y, desperdigadas por las 64 ha del predio, hay tres casas de huéspedes para 2 ó 4 personas, con cocina, terraza y parrilla. En todas estas áreas sobresalen la comodidad y el buen gusto, lo que se ratifica en las paredes con una diversa colección de excelentes cuadros que exceden el mero compromiso decorativo -entre ellos, los de María José Ríos, una artista de la Escuela de Bellas Artes de Tours, Francia- y que no pasan desapercibidos para los huéspedes. La cúpula, uno sospecha, debe poseer poderes mágicos. Bajo este cielo acampanado el tiempo parece detenerse y la sensación se torna más intensa si uno a dado con alguno de los cómodos sillones que después de un rato cuesta abandonar. Sobre todo cuando la chimenea está encendida y el aire se llena de música clásica.
Pista de galope
Al casco no le falta nada. Además del salón comedor hay una sala de conferencias, una biblioteca (con los volúmenes más diversos), salas de música y de juegos con mesa de pool y bodega. El haras es el primer establecimiento del país dedicado a la cría de caballos pura sangre lusitanos, traídos desde Francia. La raza, nacida en Portugal y usada en campos de batalla, es de las más antiguas que se conocen. Trevo, Jocoso, Victorioso y Uranio son algunos de los veinte ejemplares que deleitan a los visitantes desde la pista de galope de 1.700 m y en las caballerizas. Los inexpertos pueden tomar parte de cabalgatas guiadas y pasear en carruaje o en bicicleta. Los hijos de Sandra y Olivier intercambian palabras en francés y español con los huéspedes, mientras Napoleón persigue a Josefina por el parque. Son una pareja de simpáticos burros, "embarazados" de cuatro meses. Luego de un buen asado, la tarde -si el frío no aprieta demasiado- invita a recorrer el parque, tomar contacto con la naturaleza y matear con pastelitos en el deck que rodea la pileta. La estancia San Blas suele también ser escenario de eventos menos informales y casi multitudinarios. Más de una novia ha llegado montada en un esbelto caballo lusitano de larguísimas crines. Casi como un cuento.
Fuente: Clarin
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