La Gran Muralla de hielo
Con sus 275 km cuadrados, deleita a viajeros de todo el mundo. Los paseos en barco y las caminatas por el interior del glaciar. Dice una leyenda patagónica que quien coma el fruto del calafate tendrá la suerte de volver, y es ésta una promesa de felicidad eterna, ya que se trata del Glaciar Perito Moreno y sus 275 kilómetros cuadrados de inmensidad helada, uno de los destinos más deseados del planeta. El feliz augurio de la leyenda, entonces, obliga a todo viajero a probar con ahínco ese delicioso fruto azul-morado. Pero antes hay que cumplir el rito de la hora y media de ómnibus o auto que separa la ciudad de El Calafate del glaciar (78 kilómetros por la ruta 11, en los confines de la provincia de Santa Cruz). Complementos indispensables: ropa de abrigo, campera impermeable, zapatos muy cómodos -mucho mejor si son de trekking-, anteojos y protector solar y, por supuesto, una buena cámara fotográfica. El lapso de viaje en ómnibus resultará un tiempo prudencial de adaptación, porque lo que espera al viajero al llegar al Glaciar Perito Moreno es realmente de otro mundo.
Una experiencia sublime
Fuera del micro, el silbido del viento patagónico. Adentro, una extraña conjunción de gente de mil países, expectante y ansiosa porque -se sabe- ver el glaciar es una experiencia sublime. Ya en camino, y a través de una carretera llena de curvas, gran parte del recorrido bordea hacia la derecha el Lago Argentino, hermosísimo, con sus aguas de un color que encandila, verde o turquesa, según la incidencia de la luz y el contenido de un polvillo muy fino, producto de la abrasión de los glaciares contra sus lechos rocosos. A la izquierda, el paisaje va mutando desde una estepa patagónica hasta la precordillera, con picos nevados cada vez más cerca y, a medida que se ingresa en la Península de Magallanes, bosques poblados de coihues, guindos, lengas y ñires, unos extraños árboles de troncos y ramas retorcidos. De pronto, tras una vuelta del camino, aparece La Curva de los Suspiros y el pasaje del ómnibus enmudece: es la primera visión del Glaciar Perito Moreno y su masa imponente de hielo, de casi 60 metros de altura, que se derrama sobre el Lago Argentino. Todo el mundo toma sus primeras fotografías con el alma en un puño, sin sospechar que se lo verá más majestuoso aún a lo largo del día. Luego de empalmar con la ruta 60 se arriba a la entrada del Parque Nacional Los Glaciares, donde hay una pequeña tienda para aprovisionarse de algunos víveres (más adelante se complica comer, porque hay un sólo restaurante y en general no cabe un alfiler). Después, ya a pie y con el impresionante frente de más de cinco kilómetros del glaciar a la vista, llega la hora de encaminarse al circuito de pasarelas en tres niveles, con las escalinatas y balcones para apreciar la increíble belleza del Perito Moreno desde todas las perspectivas que pida la imaginación.
Datos útiles
Cómo llegar. Aerolíneas Argentinas (0810-222-86527) vuela todos los días a El Calafate. La tarifa es de $ 710,50, con impuestos incluidos
Bello y estremecedor
Un glaciar es un río de agua en estado sólido, de color cristalino azulado, más intenso cuanto mayor sea la antigüedad. Cada movimiento del Perito Moreno desgrana azules marinos y eléctricos, verdes violentamente esmeraldas, blancos, rosas& miles de tonalidades brotando de las afiladas puntas de la inmensa pared. Es el único glaciar en el mundo en proceso de avance, un fenómeno que cada cierta cantidad de años (suele ser cada cuatro, aunque hubo variaciones) forma un dique natural de hielo que, debido a la presión de las aguas, fractura el glaciar provocando esa gigantesca y famosa explosión en la que se derriban miles de toneladas heladas. Pero, en realidad, los desprendimientos parciales son continuos. Las condiciones climáticas de Santa Cruz permiten que cada viajero los pueda ver desde muy cerca y ser testigo del estruendo profundo y estremecedor que hacen los bloques de hielo al estrellarse contra el Canal de los Témpanos. Sobre las pasarelas que circunvalan el cerro frente al glaciar, pasan horas y horas y uno no puede dejar de mirar esa mole blanca, surcada en distintos tonos de azul, que ruge como los truenos en una tormenta. Desde el embarcadero salen barquitos que se acercan a 300 metros del frente. En la cubierta, es aún más impresionante el estrépito de las rupturas y la imagen de los témpanos de hielo, que caen, se hunden y vuelven a flotar sobre el lago, tiñiéndolo de increíbles tonalidades de verde (para el regreso, el mejor suvenir es tomarse un whisky con un trozo de hielo del glaciar). Los más aventureros eligen el trekking sobre hielo, un clásico entre las excursiones. Se sale en barco del puerto de la bahía Bajo de las Sombras para cruzar el Brazo Rico del Lago Argentino (unos 20 minutos de navegación) y llegar a la costa sudoeste. Desde ahí se va a pie hasta la base del glaciar, donde hay que colocarse grampones especiales en los pies para iniciar la caminata de una hora y media: sólo hielo hasta donde alcanza la vista, con picos y pequeñas lagunas azules interiores. La versión para los de mejor estado físico es la expedición "Big Ice", que recorre el interior del glaciar y descubre profundas grietas, sumideros y cuevas, en una caminata gélida que parece de ficción. No hay que perderse, por último, la travesía para avistar los otros glaciares, que sale de Punta Bandera y navega por el Brazo Norte del lago para ver el Upsala (es el más grande del Parque Nacional), el Onelli, el Spegazzini y el Agassiz. Son ocho horas de navegación, absolutamente maravillosas. De regreso a El Calafate, sólo resta cenar un buen cordero patagónico para recuperar las fuerzas y el sentido de la realidad. Y también, como la leyenda del arbusto lo indica, para soñar con volver por lo menos una vez más en esta vida.
Fuente: Clarin
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POSTALES : SANTA CRUZ
e shtunë, 25 gusht 2007
Publicado por
El Punto Perfecto
en
8:04 e pasdites
Etiquetas: Mi argentina, POSTALES : SANTA CRUZ
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