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Temporada baja / El Calafate

e hënë, 3 shtator 2007


Nieve sobre hielo

En los fríos días de invierno y primavera incipiente, la localidad santacruceña que se caracteriza por ser la puerta de entrada al glaciar Perito Moreno sabe conservar sus atractivos. El gigante blanco, también EL CALAFATE.- Cosas del azar, del cambio climático o vaya uno a saber qué, el invierno que languidece fue particularmente primaveral en los confines de la Argentina. Mientras Buenos Aires soportaba las heladas más crudas en décadas, en el glaciar Perito Moreno se habilitó el minitrekking antes de tiempo, el termómetro esquivó los bajoceros y el sol brilló como pocas veces en estos meses de luz mezquina. Así que ir a El Calafate fuera de temporada, al menos este año, dejó de ser un contrasentido. En realidad, a eso apunta esta localidad que en los últimos tiempos crece sin pausa y sin tregua: a lograr un turismo sostenido durante todo el año, de modo de achicar la brecha entre el aluvión de turistas que inevitablemente irrumpe en temporada alta (de octubre a abril) y la semidesolación que impera el resto del año. Por eso el intendente Néstor Méndez (kirchnerista de larga data) se entusiasma cuando desgrana su proyecto para abrir un paso con Chile y unir así, en un solo circuito, tres de los principales destinos patagónicos: Torres del Paine (del otro lado de la frontera), El Chaltén y El Calafate. Por ahora, empero, queda el encanto de una ciudad cubierta de blanco, el atractivo de precios más bajos, el lujo de tener el glaciar prácticamente para uno. Porque hay que estar frente al Perito Moreno en silencio, sin el zumbido de un centenar de cámaras de fotos ni el parloteo de otros tantos turistas. Descubrirlo a una distancia tan cercana que conmueve. Aunque silencio es un decir, claro, porque esta mole de hielo ruge, se quiebra y desgaja con estrépito. Y si bien estos constantes desprendimientos nada tienen que ver con el famoso rompimiento (que se dio por última vez en marzo de 2006), cada uno de esos estruendos provoca una pequeña conmoción. Son 78 km desde El Calafate hasta aquí, por una ruta (la 11) que va mutando el paisaje amarillento de la estepa por el de la precordillera y sus picos nevados. En rigor, en el Parque Nacional Los Glaciares -creado para preservar el tercer manto de hielo más grande del mundo, después de la Antártida y Groenlandia- hay por lo menos 47 grandes glaciares. Pero cuando decimos que vamos a visitar el glaciar , los argentinos nos referimos a uno sólo. Porque está a golpe de vista, porque es el único en el mundo en proceso de avance, por su célebre ruptura, porque es increíblemente sobrecogedor. Hay tres formas de acercarse al glaciar Perito Moreno. La más simple es caminar por las pasarelas de madera, desde donde se ve la pared frontal. Parece mentira, pero hasta que fueron habilitadas, a fines de los años 80, murieron 32 personas que se acercaron demasiado y no puduieron anticipar la fuerza de las olas y las esquirlas que se desprenden con violencia de los bloques. Después está la navegación por el canal de los Témpanos. Sólo desde esta perspectiva se puede tomar conciencia de la majestuosidad del glaciar y la altura real de sus paredes, de unos 60 metros. "Más o menos como un edificio de 20 pisos", compara el guía. Y dispara más datos: la parte sumergida del glaciar es tres veces mayor (180 metros), la masa de nieve acumulada (porque no es hielo, sino eso, nieve acumulada) avanza dos metros por día, tiene un largo de 30 km y un ancho de 5, y en su superficie cabe la ciudad de Buenos Aires (ojo que el Moreno no es el glaciar más grande: el Upsala, con 595 km2, lo triplica en tamaño). Por último, queda lo que para muchos es la opción más interesante: el minitrekking sobre el mismo glaciar. La excursión no requiere de más dificultad que poder calzarse los grampones (suerte de calzado con púas para adherirse al hielo) y no salirse de la fila india que encabezan los guías. Poco menos de dos horas dura la caminata por ese mundo turquesa que va revelando grietas, sumideros y lagos subterráneos. Una buena noticia para quienes vayan en esta época es que no se hace más de un minitrekking por día (dividido en dos equipos de no más de 20 personas); en verano, las salidas diarias llegan hasta siete, con un promedio de 300 personas trajinando el glaciar. En este grupo hay una mayoría abrumadora de españoles, casi todos en vacaciones de verano, o algunos, como Félix Ruiz Coleto (cordobé y hombre de bien, se presenta él), en escapada de viaje de negocios por el país. También, seis chinos veinteañeros que se tiran bolas de nieve unos a otros y que, al parecer, vinieron a la Argentina a aprender español. ¿Que si habían escuchado hablar antes sobre el Moreno? “Por supuesto –contesta Andrés, que dice haberse rebautizado así para no tener que deletrear Ton Hi Jiang cada vez que le preguntan su nombre–. El glaciar y las cataratas de Iguazú son famosos en China.” Al final, hay whisky escocés on the rocks para todos (con cubitos de glaciar, obvio). Y si todavía está para más hielo, ya de vuelta en El Calafate tendrá el bonus track que ofrece Bahía Redonda. Porque mucho antes de que Marcelo Tinelli descubriera las maravillas del patinaje sobre hielo, los habitantes de la villa tenían a sus pies, en las aguas congeladas del lago Argentino, la pista de hielo natural más grande de América del Sur (5 km de diámetro). Y acá, más que por un sueño, todos patinan por puro placer.

Datos útiles

Cómo llegar
* En avión por Aerolíneas Argentinas, a partir de $ 726, ida y vuelta a El Calafate, con tasas e impuestos incluidos y una escala. Hay que tener en cuenta que en temporada baja la frecuencia de vuelos (dos diarios) es mucho menor que la alta (hay hasta 30 diarios, con chárters). Traslados * Del aeropuerto al centro, un transfer cuesta 15 pesos por persona.

Alojamiento


* En El Calafate hay 7000 camas repartidas entre hostales y hoteles 4 y 5 estrellas (con tarifas en dólares).Una habitación doble en el flamante hotel Xelena (5 estrellas), por ejemplo, se consigue a partir de los US$ 250 .

Entrada al parque


* El acceso al Parque Nacional Los Glaciares cuesta $ 12 para argentinos y 40 para extranjeros (residentes, jubilados y menores de 14 años, sin costo).

Gastronomía

* El turismo ha refinado la gastronomía, que combina las típicas recetas patagónicas (trucha, cordero, liebre, choique) con la cocina mediterránea y los menús gourmet. Restaurantes tradicionales como La Tablita están siempre al tope de gente. El Brasero , restaurante de montaña, tiene platos por $ 29 (hay parrilla con leña, pastas, guisos, buseca).

En Internet

* www.elcalafate.gov.ar


Esquí para los más chicos

Hasta que se derritió la nieve en los cerros, hace muy poquito, los chicos de El Calafate pudieron descubrir los placeres del esquí y ensayar sus primeros pasos sobre las tablas. Fue en el Parque de Nieve Hoya del Chingue, a 16 km del centro, donde la municipalidad de la localidad santacruceña inauguró este año la primera escuela de esquí del lugar, que cuenta con el reconocimiento de la Asociación Argentina de Instructores de Esquí y Snowboard (Aadides). Desde las clases hasta la ropa y los equipos, más de 50 chicos recibieron todo lo necesario, en forma gratuita, para aprender las técnicas básicas de este deporte. “Estaban todos como locos. Porque acá está instaurada la filosofía del hielo, pero no de la nieve”, comentó Alvaro Cañada, director de la escuela. Aunque a largo plazo, esta incipiente pista –que cuenta con una aerosilla y un poma, además de cañones de nieve y máquina pisanieves– puede llegar a convertirse en un pequeño centro de esquí, por ahora la prioridad es otra. “Queremos que los pibes puedan acceder a un deporte que es caro, que tengan un recurso más para cuando sean grandes”, dijo por su parte el intendente Néstor Méndez.

Fuente: La Nacion

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