Aires de campo al estilo mesopotámico
La estancia Santa María ofrece actividades rurales, salidas a caballo y relax
A 250 kilómetros de Buenos Aires y 25 de Gualeguaychú, Entre Ríos, se encuentra la estancia Santa María, un sitio ideal para quienes quieran conocer cómo funciona un establecimiento rural en plena producción, ya que se trata de un predio de 1800 hectáreas dedicado a la cría de caballos criollos y la invernada.
Miguel de la Torre cuida personalmente de los turistas locales y extranjeros que llegan aquí para alojarse en alguna de las siete prolijas habitaciones con baño privado de este lugar, que fue un puesto en una de las tantas estancias que tuvo el General Urquiza y luego reciclado para tal fin.
El playroom con DVD y televisión para los días de lluvia o las noches estrelladas; la biblioteca, el tanque australiano con deck-solarium y las galerías techadas, más el quincho para disfrutar el asado y el nuevo comedor con aire acondicionado completan las instalaciones del campo que también cuenta con un mirador para la observación de pájaros.
Igualmente, el tema central y protagónico de este sitio son los caballos criollos, que compiten durante el año en las pruebas morfológicas y funcionales: linderos con la casa, los establos albergan algunos de los aproximadamente 80 ejemplares que entrenan una vez por semana. Se puede montar caballos o presenciar el adiestramiento, entre otras opciones ligadas al área ecuestre de la estancia.
"A los huéspedes que les interese los invitamos a participar de las actividades típicas en ganadería, como los trabajos de la manga, el arreo de hacienda o el cambio de parcelas, así como presenciar las tareas ligadas a la agricultura", comentó de la Torre. Es decir, nada está preparado con antelación en lo relativo a la programación de los viajeros, ellos simplemente participan del quehacer diario del lugar, salvo, claro está, las cabalgatas y paseos en carruajes que duran tanto como quieren los interesados.
Asimismo, y de acuerdo con la experiencia de los jinetes, se les ofrece participar de carreras con tambores en la pista de entrenamiento de la cabaña. Entre las posibilidades con los caballos o carruajes, se puede alcanzar el arroyo El Colorado, a 20 km, lugar de vegetación autóctona virgen -acacias, aromos, algarrobos amarillos-, o la Villa General Almada, pintoresco pueblo de 150 habitantes.
Pero no hay ninguna obligación de estar tan activo si se quiere descansar, ya que solamente el paisaje mesopotámico deslumbra con sus características cuchillas serpenteadas por arroyos a cuya vera los animales se arriman a beber. Al recorrer los campos se encuentran grandes manadas de yeguas pastando con sus potrillos, más las ovejas y vacunos en los potreros aledaños.
Los extranjeros, al dejar Santa María, se van con la certeza de haber estado alojados en un lugar donde percibieron el verdadero sabor del campo argentino : en el libro de visitas hay mucho de a real gaucho experience y casi ninguna queja. Miguel de la Torre es un amante de los caballos y el campo en general. Hace dos años comenzó con el proyecto de turismo rural con mucha seriedad y ya comenzó a cosechar sus frutos.
Datos útiles
* Cómo llegar: tomar la autopista Panamericana, ramal Campana hasta Zárate. Luego seguir por la ruta 14 hacia Gualeguaychú hasta el km 63 y doblar a la izquierda. De ahí son 24 km de tierra hasta el establecimiento. En caso de lluvia se puede llegar por camino de ripio hasta Almada y ahí dejar el auto y seguir en sulki.
* Alojamiento: $ 240 por persona en base doble (incluye desayuno, almuerzo, té , cena y actividades, sin bebidas). En base single, son $ 300 por persona.
* Informes: 4773-6434 o (15) 4448 4882; info@pagosargentinos.com
Gualeguay
Las Colas
Unos días para jugar al estanciero
En la estancia Las Colas, en Gualeguay, Entre Ríos, los caseros Marta Raquel Mansilla y Mario Lezama reciben a los viajeros que llegan al señorial casco de fines del siglo XIX, a 240 km de Buenos Aires.
La imponente casa de piedra cuenta con una galería que da al parque, enmarcada por seis columnas y dos canteros de coloridas flores. En su interior dispone de siete habitaciones distribuidas en dos plantas, más un comedor y un living con TV.
La diferencia de este sitio con otras estancias está en la sensación de posesión que invade al viajero: como no hay dueños a la vista, los huéspedes pueden sentirse como tales; se hace lo que ellos quieren y se los llama solamente para comer o servirles las colaciones.
El parque, diseñado por Benito Carrasco, está bien cuidado, con estatuas y fuentes de época. Se puede andar a caballo y leer en la galería.
Datos útiles
* Alojamiento: día de campo, $ 100.
* La estada con cuatro comidas y bebidas incluidas (vino Finca El Portillo, de bodegas Salentein) cuesta $ 270.
* Informes: Humboldt 2355, 1°, Buenos Aires, o por el 4776-6222.
info@salenteintourism.com o www.salenteintourism.com
Fuente: La Nacion
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