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CIRCUITOS - PROVINCIA DE BUENOS AIRES -

e mërkurë, 31 tetor 2007



Sube la espuma en la Costa Atlántica

Con pubs, fábricas y fiestas, un original circuito cervecero vincula Villa Gesell con Mar del Plata y Santa Clara.

De los cientos de miles de turistas que todos los años van y vienen por la ruta 11 Interbalnearia, pocos saben que a lo largo de 110 km se atraviesa un particular camino gastronómico. Ahora, Villa Gesell, Santa Clara del Mar y Mar del Plata aparecen unidas por la cerveza artesanal.

Cada ciudad aporta su sello a la movida cervecera, con su propia fiesta, variedades y productores locales. En todos los casos, la apuesta se dirige a una bebida bien diferente a la cerveza común, ya que no se utilizan productos químicos ni agregados artificiales a la fermentación sino malta, agua, levadura, lúpulo, mucha paciencia y recetas tradicionales.

El recorrido comienza en el km 410. Con una profunda raigambre alemana, heredada de sus fundadores, Villa Gesell es un buen comienzo para la ruta de la cerveza en la costa bonaerense. En "la Villa", además de bosques y playas de abundante arena, hay dos lugares que ofician de excusa para alzar los primeros chopps en este sendero. El Picadero es un tradicional reducto geselino, cuya carta de presentación la constituye la Ale Genuina Picadero Forest, una cerveza a base de malta pilsener, con un color rojo intenso y un sabor que mezcla notas dulces y amargas. El otro punto es El Viejo Hobbit, una casa de picadas que recuerda los cuentos de Tolkien y se anima cuando cae el sol (y asoman los duendes). Bajo una luz tenue, circulan la Baya de Oro (una ale suave y ligera), la Gimly (roja de tonalidad intensa) y cervezas saborizadas con miel, chocolate o cáscara de naranja. De la mano de la tradición cervecera, en Gesell también hay fiestas en torno de esta bebida. La más tradicional es el Winterfest, organizada por los descendientes de alemanes en agosto, para animar las noches con música, danzas y canto, además de los típicos concursos de tomadores de cerveza.

Cien kilómetros al oeste (km 495), el bucólico ritmo de Santa Clara del Mar la aleja de la explosión demográfica del resto de la costa atlántica. De hecho, la población de esta localidad tiende a disminuir, al contrario de su producción de cerveza. Entre sus coloridas casitas que se despliegan libres de medianeras entre la llanura y el mar, se inició el fenómeno de la cerveza artesanal en la Argentina. Juan María Orenzans, hijo del fundador del balneario, hace tres décadas trajo de un viaje a Seattle algunas recetas que cimentaron una industria que se transformó en la carta de presentación de Santa Clara. Un antiguo parador de carreros, La Posta del Angel, hereda aquellas primeras cervezas de Orenzans y comercializa rubias, rojas y negras, en un circuito que completan Corsario Negro y Leyenda.

Con el derecho que le otorga haber sido la pionera, Santa Clara intenta convertirse en la "Capital nacional de la cerveza artesanal", como Villa General Belgrano lo es para la cerveza a secas. Por ello, desde hace casi una década, en enero se celebra la Fiesta de la Cerveza Artesanal, una especie de Oktoberfest con creciente presencia de público. Con el aroma inconfundible del mar como marco, productores locales e invitados ofrecen degustaciones, a tono con una gastronomía local en el que se impone el sello artesanal.



La más famosa



A 14 km está Mar del Plata, donde hay varios establecimientos dedicados a la producción de cerveza con recetas tradicionales, pero quizás ninguno con tanta trascendencia como Antares. Marca reconocida en todo el país, por mes produce 10 mil litros que se comercializan en diversos balnearios y en la Patagonia. El pub de Antares ofrece tablas de picadas y buena música. Por supuesto, también es la meca de los cerveceros. Entre el extenso surtido de esta consagrada cervecería están la Kolsch, dorada y seca; la Scotch, de color rubí y sabor frutado; la Cream Scout, irlandesa corpulenta con sabor a chocolate y nuez; la Honey Beer, de miel; la Barley Wine, licorosa con color de bronce; y la Porter, de clásico estilo inglés. La gran celebración marplatense -en marzo- es el Día de San Patricio, para honrar al patrono de los irlandeses brindando hasta el amanecer.

Abiertas todo el año y con una oferta capaz de satisfacer a los expertos e iniciar a los curiosos, el circuito de la cerveza artesanal es una excusa más para transitar la 11 sin importar la época.

Fuente: Clarin

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