CIRCUITOS - SALTA -

De otras uvas y otro sol

Los vinos de altura, una característica de la producción salteña, le dan forma a un singular itinerario por paisajes y bodegas. La sensación es extraña y movilizadora: en medio de este paisaje árido, un olor dulzón parece emanar de las entrañas de la tierra. Una tierra de vides, en prolijas hileras, perfectas, y de montañas que resguardan, como si se tratara de un secreto, esta naturaleza dramática que cautiva. Así se los ve y así se los siente a los caminos que ha trazado el vino en el corazón de los Valles Calchaquíes, en la provincia de Salta. La Ruta del Vino corre sobre parte de la Ruta Nacional 40 que oficia de hilo conductor y enlaza bodegas -algunas muy modernas, otras más artesanales y otras boutique- y resorts entre las localidades de Cachi, Molinos, Angastaco, San Carlos y Cafayate. Este artículo refleja ese camino a partir de las historias y los atractivos de algunas de las más de 20 bodegas que forman parte de la ruta. Los viñedos, es cierto, no son nuevos en esta provincia del Norte. Llegaron en el siglo XVIII, de la mano de los jesuitas, que trajeron desde España la variedad del Torrontés, una uva blanca, frutada y aromática, la uva insignia de Salta. Sin embargo con los años y gracias al importante desarrollo vitivinícola y al reconocimiento nacional e internacional -junto con el gran avance del enoturismo-, hoy se ven cepas como Cabernet Sauvignon, Malbec, Tannat, Bonarda, Syrah, Barbera y Tempranillo. Con casi 3.200 hectáreas dedicadas a la vitivinicultura en la provincia, las cepas tintas ya ocupan más de la mitad. Aquí, la historia del vino se teje de la mano de un pasado de grandes latifundios y apellidos de tradición como Etchart, Michel Torino o Dávalos, por mencionar algunos. Este nuevo siglo, en cambio, ha encontrado a esas mismas tierras redistribuidas, a aquellas familias agrandadas y reorganizadas, y a algunos grupos extranjeros -Peñaflor, Hess, Pernod Ricard- inyectando capitales y tecnología. De "gran carácter, fuerte personalidad y excelente calidad", así se define a estos vinos de altura que se producen en esta zona, en viñedos ubicados entre los 1.600 y los 2.600 metros sobre el nivel del mar. Incluso hay experiencias de vides cultivadas a mas de 3.000 metros de altura. Esta altitud somete a los cultivos a una gran amplitud térmica, al sol intenso, y al aire puro y seco. Los viñedos más altos pertenecen a bodegas como Tacuil, de Raúl Dávalos, a Colomé, y en Cachi, a El Molino. "Arenosa, arenosita / mi tierra cafayateña / el que bebe de tu vino / gana sueño y pierde penas", le canta con su cueca Gustavo "Cuchi" Leguizamón a Cafayate. A unas dos horas de la ciudad de Salta, quien llega a Cafayate a través de la Quebrada de las Conchas (ruta 68), habrá atravesado un paisaje de cerros rojizos y formaciones rocosas perturbadoras, moldeadas por la erosión del viento y nombradas según el imaginario popular. Con su plaza principal, sus cerámicas, tapices, cestos y ponchos, y su antigua iglesia dedicada a "La Sentadita", como le dicen a la Virgen del Rosario, Cafayate suena a folclore y sabe a chivito asado, empanadas y quesillo de cabra. Y "sepulta penas", con un vasito de Torrontés. Desde los alrededores de Cafayate y hasta Cachi (o viceversa, yendo desde Salta a Cachi por la ruta 33 y la Cuesta del Obispo), la ruta del vino, de ripio, se detiene donde uno se lo proponga. En el camino se mezclan las bodegas y los hoteles temáticos. Valga una sabia aclaración: antes de lanzarse a los caminos del vino averigüe los horarios de visita de las bodegas que quiere conocer. Algunas abren al público todos los días en horarios preestablecidos, mientras que otras requieren rigurosa reserva previa. En esta ruta de cerros colorados y cardones hay bodegas high tech, donde el acero inoxidable y las cámaras de seguridad están a la orden del día, como Colomé, que está a punto de abrir un museo dedicado al artista James Turrell gracias a la colección de Donald Hess, el dueño. Hay también fincas en donde las producción es reducida, artesanal y de inversiones más modestas; y las hay también estilo boutique, como San Pedro de Yacochuya, con vinos ultrapremium que tienen detrás el sello de Arnaldo Etchart y Michel Rolland. Hay bodegas que se imponen en el mapa por su volumen productivo como Etchart o su exquisito entorno, como El Esteco, que junto con el hotel Patios de Cafayate brindan un servicio de lujo. Y hay otras en las que uno se detiene no sólo por el encanto de sus vides, sino también por su historia, arquitectura o su profunda identidad con la tierra. Vasija Secreta, antigua Finca La Banda de 1857, tiene una arquitectura tradicional y sostiene un museo privado dedicado a la industria vitivinícola. En la Finca Las Nubes, en manos de José Luis Mounier (mendocino de nacimiento y salteño por adopción) hasta permiten cosechar. Cuando las vides queden en sombras, será tiempo de degustar el fruto de tanto empeño. Un buen vino, unas empanadas salteñas y allí en el fondo, un horizonte de cerros colorados, de zambas y de bagualas.

Las semillas son eternas

Cuando uno atraviesa esos valles, por momentos se tiene la sensación de que el mundo acaba de ser creado. La ruta del vino de Salta admite la idea del comercio turístico, pero ese propósito se diluye como un chorro de agua clara que cae en el desierto gracias a esa sensación: he visto muchas veces ese paisaje y siempre siento -y eso le debe pasar a muchos viajeros, especialmente extranjeros- que nunca estoy lo suficientemente preparado para verlo, que parece un paisaje esculpido en otra era, cuando el mundo era diferente al de ahora, más nuevo. Eso es: una extraña, árida y omnipresente comarca de montañas marrones, amarillas y bordó a veces manchadas por el verde de los árboles y las plantas, las casas de adobe, el río que serpentea, allí abajo, entre la roca tallada. Por momentos, en esa ruta, a determinada hora, uno podría creer que está circulando por otro planeta y que esas rocas y sus sombras tienen forma humana. Los pueblos de Cachi, Colomé, San Carlos, Angastaco, Cafayate son hitos de ese camino del vino que Salta ha desarrollado vertiginosamente en bodegas que se reprodujeron como hongos, pero también son un estado mental. Quizá porque uno está viajando a casi 3.000 metros de altura y allí el silencio y la soledad pueden formar parte del paisaje como si tuvieran sonidos de una categoría no material. En ese camino, he probado un vino ofrecido por el manager Charly Kramer en una lujosa posada/viñedo de Colomé, propiedad de un suizo rico en dinero y delirios, que puede despertar espíritus aletargados. Se llama Mistery, un blend con Cabernet Sauvignon y otra uva indescifrable que te lleva a otras esferas, siempre para arriba, como el paisaje del valle. En Cachi he visitado otra bodega con alojamiento -apta para turistas sofisticados-, El Molino, de Alberto Durand. Allí no me ofrecieron el vino de la casa, pero la sala de estar tiene un gran ventanal que recorta un bello paisaje. En el Hotel Los Patios de Cafayate, pegado a las bodegas El Esteco, supe de las cualidades de los vinos de altura. Y he registrado la amabilidad y el buen gusto en Finca Las Nubes, de José Luis Mounier, en el wine resort Viñas de Cafayate, atendido por Pablo Kishimoto y en la bodega El Porvenir, que fabrica el prodigioso Laborum malbec. Todas estas degustaciones bendecidas por el dios agrario que aquí da uvas distintas por la altura (piel más gruesa, jugos más concentrados) resaltaron esa especie de éxtasis que les comentaba al principio: esa ruta también es un estado mental, es la permanencia de una cultura con rostros diversos y es la inmortalidad de la semilla.

Otras bodegas

La ruta del vino salteña ofrece una veintena de bodegas para conocer. A continuación, algunas alternativas, además de las diez ya destacadas. Etchart. Fundada en 1850, está ubicada a 1.750 metros sobre el nivel del mar. Se caracteriza por su expertise en el torrontés. Su más reciente desarrollo fue el Etchart Torrontés Tardío. Desde 1996, la bodega pertenece a Pernord Ricard (www.vinosetchart.com.ar). Peña Veyrat Durbex. En 2001, la familia Peña Veyrat Durbex adquirió las tierras de una finca centenaria ubicada en la RN 68, km 18,5, e inició sus actividades en 2004. Equipada con la última tecnología, seis tanques de acero inoxidable y embotelladora de 600 botellas/hora, produce 20 mil botellas en el año (2007). Además, ofrecen alojamiento. Para argentinos, la tarifa de la habitación doble, es de 300 pesos (www.lacasadelabodega.com.ar) Tacuil. A 36 km de Molinos y a 250 de la ciudad de Salta. Sus viñedos -unas 10 ha.- están entre los 2.400 y los 2.600 metros. Sólo recibe visitas con reserva previa a través de la Web (www.tacuil.com.ar). Animaná. En RN 40, km 1064, Cafayate. Abierta al público en horario laboral (03868-492019). La Bodeguita. En Ruta Nacional 40, Animaná, está en manos de la familia Rodríguez desde 1928. Visitas de 9 a 17 (03868-492004). El Tránsito. En Belgrano 102 (Cafayate). Pertenece a Andrés Nanni y recibe visitas de 9 a 12 y de 15 a 18 (03868-422385).


Datos útiles

Como llegar. El pasaje de Buenos Aires a Salta (ida y vuelta) con LAN, desde $ 676, más tasas e impuestos (www.lan.com). Por Aerolíneas Argentinas, desde $ 614 más tasas e impuestos. Desde Salta se puede tomar la ruta 33 hasta Cachi (son 160 km), o la 68, a Cafayate (son 186 km). Donde alojarse. En Patios de Cafayate: junto a la Bodega El Esteco, este hotel boutique de lujo es parte de Starwood Hotels. Tiene tres propuestas de lujo, de 3 noches. El Tour Enológico y el Tour Aventura que cuestan, en ambos casos, 1.732 pesos (más IVA) por persona con desayuno, algunas comidas, traslados y actividades. Y el Tour Arqueológico y Cultural, de 1.604 (más IVA). Imperdible el Wine Spa, con tratamientos inspirados en los productos de la tierra y en recetas ancestrales. Informes: (03868) 421747, www.luxurycollection.com/cafayate. En Viñas de Cafayate, habitación doble desde $ 240 con desayuno (www.cafayatewineresort.com). En la Bodega El Molino tienen 5 habitaciones dobles, desde $ 380 con desayuno. Informes: (03868) 491094. La bodega Vasija Secreta tiene dos departamentos, desde US$ 150 c/u con desayuno. En la Estancia Colomé, en Cachi, hasta el 23 de diciembre, habitaciones para dos personas desde US$ 258 (copa de bienvenida, desayuno, tour por la estancia). Informes: (03868) 494044. ñs. chavarria 151, cafayate ñwww.bodegananni.com La bodega fue fundada en 1897 por el italiano Pietro Nanni. Hoy está en manos de la tercera y cuarta generación de la familia, que incorporaron la elaboración de vinos orgánicos. Secretaría de Turismo de Salta: (0387) 4310950. info@turismosalta.gov.ar www.turismosalta.gov.ar

Vinos de Salta: de senda a ruta

El vino de Salta es producto decantado del acuerdo entre naturaleza y hombre del Valle Calchaquí, "imponente hondonada" abierta como tajo, esculpida entre cordones montañosos y salpicada de oasis. El hombre traza sendas, esos esbozos de rutas. Las primeras pisadas perdidas en el tiempo asoman en toponimias. Cafayate, centro de la Ruta del Vino, a 185 kilómetros de Salta, "Pueblo de abundantes riquezas" o "sepultura de penas": la imaginación poética deroga su etimología. Los primeros españoles pasaron en 1563. Si no había que plantar "ningún árbol antes que la vid", ellos lo hicieron antes de levantar pueblos. De los años dan cuenta troncos de 60 centímetros y ramas de 15 metros. "Pura sangre del tiempo", le llama Gómez de la Serna. "Fruto de una larga cadena de detalles", anota Miguel Hurtado. Pureza y densidad vienen del contraste de un sol y fríos intensos. Nuestro vino acumula una herencia de ingredientes andinos, criollos, europeos. "El vino es oro". Rara alquimia la de ese oro brotado de suelo de epidermis pobre, obligado a nutrirse buscando profundos minerales. "Vino que tiene sabor de tierra, /olor del fértil valle en abril", dice Juan Carlos Dávalos. Su mejora en calidad le abre paso a un segmento del mercado mundial. Su producción supera los 20 millones de litros y exporta US$ 600 millones. Mejoras de cepajes y de elaboración concentran, en el presente, lo más rico del pasado. El Valle se hace eco del canto de Neruda: "Que suban los racimos / Que los propague el viento".

Fuente: Clarin