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Con su Revolución Francesa, los Pumas traen gloria al país

e hënë, 22 tetor 2007



Esta nota no pasará a la historia. No dirá nada que ya no se haya dicho de los Pumas. Será, por supuesto, un agradecimiento a una aventura maravillosa, a una odisea que los manda derechito a los libros del deporte argentino. El tiempo hará su trabajo y le dará la dimensión exacta a este tercer lugar en el Mundial de Francia. Más allá de la furiosa Puma-manía de estos días, todavía falta mucho para tener verdadero registro de lo que ha hecho este equipo. Desde el head coach Marcelo Loffreda (un ejemplo de liderazgo por conocimiento y autoridad) hasta los ausentes de último momento, Martín Gaitán y José María Núñez Piossek, pasando por el kinesiólogo Sergio Champion Carosio o el médico Mario Larrain, todos los integrantes de este grupo inolvidable han contribuido con este momento glorioso. No hay adjetivo que alcance. Ningún elogio será empalagoso.

Hoy, muchos chicos quieren jugar al rugby, aunque no se practique en sus escuelas. Este fin de semana, se colaron varias pelotas ovaladas, llevadas por nenes con camisetas futboleras. Es el legado de los Pumas, de estos Pumas. La victoria de los Springboks engrandece la tarea del seleccionado argentino. Sólo perdió contra el campeón. Esas lágrimas posderrota en la semifinal reflejaron que no se conformaban con estar entre los mejores 4. "Seamos realistas, pidamos lo imposible", decía el refrán del mayo francés modelo 68. Y este equipo lo hizo carne. Justo ahí, en la tierra inspiradora de grandes cambios y grandes sueños, los Pumas hicieron su propia revolución francesa.

No está mal recordar que no tienen una competencia internacional anual que los ayude a crecer. También vale marcar los enfrentamientos con los dirigentes, amateurs por gestión y no por espíritu. Hay un gran contraste entre el gran nivel del equipo y la poca capacidad para tomar decisiones correctas por parte de los hombres que siempre visten saco y corbata. Lamentablemente, no alcanza el mérito deportivo para ser potencia y pedir el ingreso en el TriNations del hemisferio sur o en el Seis Naciones europeo. Debe haber cambios desde adentro. La estructura directiva debe renovarse, en los métodos y en sus integrantes.

Por suerte, ya no se discute si un jugador puede irse al exterior para ganar dinero y mejorar su rendimiento. Quedó comprobado que el rugbier no pierde el placer de jugar por convertirse en profesional. Estos Pumas pelearon por dignificar su profesión. Lucharon para que se respetara el sistema de viaticado, fundamental en el crecimiento de Horacio Agulla, wing de Hindú y único representante del rugby URBA en el equipo titular. Bancaron a muerte a su entrenador cuando en Italia los dirigentes lo provocaron con la presencia de Patricio Noriega. Ya en plena felicidad por la tarea cumplida, Loffreda admitió que ése había sido el día más difícil de su gestión. Por única vez, no pudo asistir a la sesión de videos para analizar al rival de turno. Se jugaron la cabeza con una solicitada redactada por ellos mismos en la que pedían respeto y colaboración para llegar al Mundial en las mejores condiciones, con ciclos de entrenamiento, pretemporada y recursos para estar a la altura de las circunstancias.

Hace un año y medio, sólo los Pumas creían en sus fuerzas y en su potencial para hacer historia. Hoy "somos todos Pumas", dicen las publicidades. No nos confundamos. Los Pumas son ellos. Nosotros podemos admirar e imitar, pero la gloria les pertenece a jugadores y cuerpo técnico. Es tentador y políticamente correcto hablar de la garra y del coraje como grandes fundamentos del milagro Puma. Pero también lo reduce porque subestima el talento. Poner el alma es un punto de partida innegociable, pero no alcanza para ganar batallas.

En un deporte de control y posesión, el equipo ha practicado el arte de defender y de jugar sin la pelota. Rorro Roncero, el mejor pilar izquierdo del torneo, mete 30 tackles por partido, pero también aparece por todos lados y en el juego suelto tiene ductilidad. Patricio Albacete es un segunda línea de elite, que maneja todos los fundamentos del puesto y corre con la agilidad de un back. Corcho Fernández Lobbe (el Clive Owen argentino, amigos de TVR ) siempre se ofrece para ayudar a un compañero y empuja con la potencia de un tractor. Juan Martín Hernández es tan crack que cualquier iniciado en el rugby con este Mundial dice: "¿Che, el 10 nuestro juega bien, no?". A su notable repertorio de kicks (altos, rasantes, con el empeine, con el borde externo) y drops (derecha o zurda, lo mismo dio), Juani agregó en el partido por el tercer puesto un pase de manos de casi 30 metros que el Flaco Rimas Alvarez agarró para darle a Federico Martín Aramburú la chance de un try tan espectacular como importante ante los franceses. Ignacio Corleto demostró su velocidad internacional. Esa que castigó a los locales por partida doble: en la inauguración y en la despedida. Fuera de su puesto natural de apertura, Felipe Contepomi completó el formulario de gran centro: una roca para defender y una flecha para atacar. Preciso en la patada a los palos, sus tries lo presentaron en cada eslabón de la cadena, para arrancar, apuntalar

Pero detrás de este sexteto mayor están todos los demás. Pichot, capitán y líder, se despidió alla grande con su mejor partido en el Mundial. Nadie olvidará sus arengas pospartido. Los forwards Longo, Ostiglia, Nacho Fernández Lobbe, Hasan, Ledesma y Scelzo confirmaron su plena vigencia y fueron fundamentales en el vestuario. Luquitas Borges bautizó con un tackle al temible Chabal en el estreno y aportó un try clave ante Irlanda. Agulla fue todo un profesional en ataque y en defensa. Leguizamón se comió la cancha como octavo durante la ausencia de Chalo Longo y fue el imprescindible hombre de recambio en los duelos de mano a mano. Flaco Rimas capturó ese genial pase de Hernández y ya no lo cargan más por sus knock-on. Vernet Basualdo la rompió contra Francia y será el hooker del próximo ciclo. Ninja Todeschini no jugó todo lo que hubiera deseado, pero se recuperó a tiempo y dejó lágrimas de try ante Namibia. Gonzalo Tiesi no puede creer la mala suerte que tuvo con las lesiones, pero el futuro le pertenece. Manuel Contepomi ocupó su lugar y fue una máquina de tacklear. Voy a nombrar a todos: Ayerza, González Bonorino, Schusterman, Guiñazú, Nico Fernández Miranda, Fede Serra, Chori Senillosa, Lozada, Kinder Durand (gran conductor de TV desperdiciado)...

Los pusieron en un pedestal y no se la creyeron. Aclararon que no jugaban bien sólo por cantar con emoción el himno nacional. Y rechazaron esa absurda antinomia con el fútbol, bien argentina en nuestra manía de destruir, dividir y enfrentarnos. Ahora recibirán invitaciones de políticos, divas de TV y los RR.PP. Serán famosos, aunque no quieran. Disfruten de todo lo bueno y lindo que les pasará a partir de hoy. ¡Gracias Pumas por esta maravillosa aventura! Ustedes sí han pasado a la historia.

Autor:
Juan Pablo Varsky

Fuente: La Nacion

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