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CIRCUITOS - MENDOZA

e hënë, 19 nëntor 2007



Las pinturas del Valle de Uco

Un imponente complejo aloja, entre viñedos, más de 100 obras de artistas holandeses y argentinos.

Arte, gastronomía, naturaleza y buenos vinos, por supuesto. De eso se trata Killka, la propuesta que Bodegas Salentein ofrece a sus visitantes en medio de sus viñedos, a más de 1.100 metros de altura y al pie del majestuoso Cordón del Plata, en el Valle de Uco, Mendoza.

Killka es una voz indígena que significa "portal de entrada" o "ingreso". Y precisamente, el conjunto arquitectónico de más de 5 mil metros cuadrados permite el ingreso a un mundo fascinante, en diversos espacios que sintetizan la idea de vino, arte y naturaleza combinados.

A 1.180 km de Buenos Aires, transparente y de líneas simples, el edificio puede ser atravesado por la mirada desde la entrada hasta encontrarse, unos cien metros más adelante, con la bodega y los picos nevados de la Cordillera como telón de fondo.

El patio central impacta con los murales de Jorge Gamarra y Pájaro Gómez, mientras su fuente de agua y piedras es un homenaje a la mano del hombre que logra transformar el desierto.

La galería de arte es imponente: la Colección Killka consta de unas 100 obras de artistas argentinos y holandeses -la bodega es de capital holandés-, entre los que destacan Nicolás García Uriburu y Carlos Alonso. Hay también una segunda sala, con una exposición itinerante que promueve talentos jóvenes.

En la sala audiovisual, los visitantes recorren los caminos de la vid y del vino a través de dos documentales. Pasarán luego por un sendero de piedras entre las esculturas de Marta Minujín -Los meses del año-, y las obras de la mendocina Nora Correas. Entonces se llega a la Capilla de la Gratitud. Sencilla y cálida, la capilla está protegida por un gran mural en relieve de Eliana Molinelli y Daniel Ciancio. El sol mendocino ingresa por una larga ranura en el techo, e ilumina sutilmente los bancos, tallados en madera de olivo. En tanto, las pequeñas ventanas a uno y otro lado permiten a la mirada perderse hacia el valle o las montañas, donde los viñedos reinician el ritual que culmina en la vendimia de cada marzo.

Fuente: Clarin

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