Aventuras al pie de las sierras
El dique Potrero de los Funes invita a cabalgar por bosques y cerros y a practicar deportes náuticos.
Los primeros rayos del sol puntano bajan desde las cimas hasta el lago que ocupa el centro del valle. Entre la orilla y la suave pendiente serrana, despierta por fin la tranquila localidad de Potrero de los Funes: una leyenda cuenta que allá lejos, detrás de la protección de las Sierras Grandes, existen el ruido y la contaminación. Pero aquí, a menos de 20 km de San Luis capital, sólo hay amaneceres calmos, tiempo para practicar deportes, senderos escondidos y largas sobremesas.
La naturaleza ayuda ¿qué otra cosa pueden generar un lago cristalino, un cielo soleado y una cuenca de ríos y arroyos, sino un pequeño paraíso como éste? Pero también es cierto que aquí la mano del hombre aportó lo suyo: en un paisaje que invita siempre a más, es bueno que haya una habitación cómoda donde reponerse con una siesta, una piscina para dejar flotar el cansancio, un guía experimentado para acompañar la aventura y una mesa bien dispuesta para terminar entre amigos un largo día de excursiones. Gracias a todo eso y más, Potrero es uno de los destinos más tradicionales de la provincia. La historia de la localidad se remonta a un grupo de familias asentadas en la zona a comienzos del siglo XIX. De esos pioneros, los Funes terminaron por dar su nombre al lugar. En 1860, un dique sobre río Potrero (reconstruido en 1876 y reemplazado en 1927) dio origen al lago artificial del mismo nombre, a cuyo alrededor creció la villa con su costanera de cabañas, hosterías, balnearios, recreos y el famoso Hotel Internacional que da a las aguas del embalse.
De mañana temprano, un grupo se prepara para un día de pesca en el dique y otros cedemos a la tentación de pasear en velero. Un soplo de viento llega de las serranías para inflar las velas y ya la embarcación surca las aguas del lago, dejando atrás a dos o tres windsurfistas y a una pareja en una canoa. Al regresar, los encontramos en la orilla. "No queríamos madrugar, pero el día estaba tan lindo que fue imposible resistirse", confiesa ella en tanto guarda los remos.
Cóndores entre gigantes
Para quienes, en cambio, prefieren las actividades de montaña, la Quebrada de los Cóndores aguarda justo antes de la entrada a Potrero por la ruta desde San Luis. Sus paredones de granito y sus laderas escarpadas convocan a los amantes del rappel y la escalada deportiva. También hay guías e instructores para los aficionados. Aquí el grupo se divide: los más osados se prueban los arneses para desafiar al vértigo. Otros prefieren quedarse y esperar el paso de alguno de los tantos halcones o cóndores que anidan en las cimas de la zona.
De vuelta en la localidad, una opción más "apta para todo público" es remontar la pendiente del río Potrero, en un paseo de dos horas que atraviesa las quebradas hasta un mirador, que ofrece una buena panorámica de la villa y es ideal para descansar un rato.
Una cascada en el bosque
Otra vez en camino, se escucha el murmullo de una caída de agua y apuramos el paso hasta llegar por fin al Salto de la Moneda, una hermosa cascada de 15 metros de alto que forma una olla en medio de la vegetación. El guía señala un fondo de mica iluminado por rayos de luz que viajan por entre las copas de los árboles: allí, en lo profundo del agua, está el mágico tesoro de las sierras. "De ahí viene el nombre del lugar", nos explica. Hace calor y nadie resiste la invitación de la cascada: tras el frío del chapuzón, pocos metros separan la orilla de la espuma blanca que se forma en el salto. De regreso, nos detenemos más de una vez para escuchar el silencio en el que se mueven, apenas, las cortaderas. Por fin, se ven las primeras casas del poblado.
Atardece lentamente y la oscuridad baja sobre el lago, al tiempo que algunos recorren la costanera en bicicleta. Los restaurantes encienden sus luces, mientras se viene un concierto gratuito en la Caja de los Trebejos, un estadio levantado a orillas del lago. Para seguir disfrutando más tarde de este rincón de San Luis, no hay que pensarlo mucho: al pasar frente a una parrilla, el delicioso aroma de un chivito al asador dice la última palabra, que decide el programa de la noche.
Imperdibles
La Travesía de las Cumbres por las Sierras Grandes es una ruta de alta montaña de 11 km, que une Potrero de los Funes con Las Puntas, entre paisajes de quebradas y del valle. En Suyuque Nuevo, el monasterio Nuestra Señora de la Fidelidad ofrece dulces artesanales preparados por monjas benedictinas. Otro paseo desde Potrero de los Funes lleva por la ruta 18 hasta El Trapiche, a través de sierras y sembradíos de frutales. Es ideal para disfrutar de un asado a orillas del río y caminar hasta las piletas naturales de Río Grande y Siete Cajones.
Fuente: Clarin
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