Fervor religioso: cómo se vive el fenómeno de Salta
La mujer que dice tener el mandato celestial reza por los visitantes, que en el momento manifiestan variadas reacciones. SALTA.- "Cuando te toque a vos cerrá los ojos y no pienses en que te vas a caer o que no te vas a caer", susurró a los oídos de esta cronista Irene, una de las voluntarias que ayudan en el servicio de orden del rito religioso que se repite cada sábado desde hace seis años en un cerro de esta ciudad durante el que, aseguran sus organizadores, "se producen apariciones de la Santísima Virgen". Fue ayer, en el cerro que se conoce como "de las apariciones" en la zona de Tres Cerritos, a poco más de un año de que la autoridad de la Iglesia en la Argentina sobre este asunto, el arzobispo de Salta, monseñor Mario Cargnello, afirmó públicamente que todo "está fuera de la conducción pastoral" de esa arquidiócesis. En perfecto silencio y con la mirada fija en María Livia Galeano de Obeid, "el instrumento humano, elegido por Dios" para que se produzca este fenómeno sobrenatural, unas 5000 personas venidas de diferentes puntos del país esperaban sentadas su turno. Después del rezar el Rosario con todos los peregrinos, Maria Livia comenzó a pasar frente a cada uno. Apoyaba la mano en el hombro del peregrino y permanecía con la cabeza agachada durante unos diez segundos. Al sentir su mano muchos caían como desmayados hacia atrás -para que no se golpearan eran recibidos por otros servidores-, algunos rompían en llanto y otros no registraban ninguna sensación especial. "La Virgen ya está acá. Cuando María Livia reza por esas personas Ella le pide a Jesús que venga y abrace uno a uno", explicó Irene en el momento de la oración de intercesión que algunos llaman erróneamente "imposición de manos" o "bendición". A metros de la explanada central conversaba con los fieles el presidente de la comisión creada por el Arzobispado para investigar estos hechos, el padre Fernando Bellocq. "La Iglesia no avala estas actividades, pero quiere acompañar a las personas que vienen con mucha fe", dijo. En este cerro funciona lo que los organizadores llaman un "santuario" a cielo abierto. Entre 2001 comenzaron las primeras peregrinaciones después de que María Livia pidiera la donación del cerro a la familia Garat, de Buenos Aires, porque, según dijo, la Virgen indicaba que se construyera allí un templo, un seminario y una casa de retiros espirituales. Los Garat aceptaron y donaron el terreno a las carmelitas del convento San Bernardo. Allí, a 800 metros, se instaló una cruz y se construyó una pequeña ermita con una imagen de la Virgen que respondería a la advocación de Inmaculada madre del divino corazón eucarístico de Jesús. En ese ámbito, protegido del sol con medias sombras y cuya limpieza se cuida con esmero, se disponen sillas y bancos para que 6500 personas puedan sentarse mientras se realiza el rito. Según los organizadores, miembros de una organización civil presidida por María Livia y regenteada por su esposo, Carlos Obeid, las peregrinaciones grandes pueden llegar a reunir 30.000 personas. Según ellos, ayer había unas 15.000 personas. Los colectivos y autos estacionados en la base del cerro hacían el cálculo optimista. Cuentan también que se presentaron ante la comisión del Arzobispado 457 testimonios de casos de curaciones y conversiones. En la comisión aceptan que son llamativas las conversiones y el gran número de confesiones. Sobre los supuestos milagros no abren juicio. "Yo vengo desde 2001 todos los sábados porque estar acá me da paz", dijo Mariana, una salteña convencida de la presencia de la Virgen y de Jesús en el cerro porque así lo "siente". Atribuye a la intercesión de la Virgen que su hija se haya curado de una enfermedad muy grave. "Estar acá es muy fuerte", dijo Claudia Valussi que llegó desde Resistencia (Chaco) con su esposo y sus cuatro hijos. Claudia se desvaneció cuando María Livia rezó por ella. Su esposo sintió que se iba para atrás y un pequeño "empujón" de la mediadora, pero no se cayó. Uno de sus hijos, Luca, de 9 años, contó: "Me dio miedo cuando vi la gente se caía, después se me pasó. Cuando me puso la mano me bamboleé un poco. Pensé en la Virgen. Fue raro; estuvo divertido".María Livia Galeano * SALTA (De una enviada especial).- Ayer, María Livia rezó el Rosario arrodillada en la primera fila de peregrinos y no en el centro de la explanada, como lo hacía hasta hace poco, porque así lo solicitó la Iglesia, que también pidió que se colocara en el centro una imagen de la Virgen. "Nuestro pedido es que aparezca el protagonismo de la Virgen y disminuya el de quien hace de mediadora", dijo Mario Cargnello, arzobispo de Salta, en el primer reportaje en el que habla de las objeciones que hace la Iglesia a este fenómeno.
Fuente: La Nacion
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