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La Tradición Según San Antonio de Areco

e diel, 22 korrik 2007



Invierno 07



Como tantos otros lugares de la Argentina, este pueblo bonaerense recibe cada vez más turistas, atraídos por su estirpe gauchesca, la herencia de Ricardo Güiraldes y un casco histórico para caminar despacio




SAN ANTONIO DE ARECO.- José Antonio Pepe Guevara sostiene las riendas y tira cada tanto un "trote, trote, trote", suficiente para que Tero y Mancha mantengan el paso por la senda de tierra hacia el Puente Viejo.

Vamos en un coche de estancia clásico, de cuatro ruedas y dos caballos, seguidos por un perro difícil de desanimar; es uno de los veinticinco cuidados carruajes de colección (breaks, berlinas, galeras, ducs...) con los que don Pepe y su socio, Juan Gibelli, ofrecen paseos alrededor de San Antonio de Areco y Capilla del Señor. La Yunta de la Cruz, así se llama la empresa, puede hacer travesías de media hora y también de hasta cinco días por los recodos del Camino Real.

No es que un año atrás fuera difícil ver un carruaje en Areco, pero, aunque resulte curioso, sólo desde noviembre último está vigente la ordenanza que permite la circulación de tan criollo transporte. "Si en Venecia pueden andar en góndola, acá podemos andar en carruaje", como proclamó un vecino en pleno debate. En Areco, se ve, la tradición es ley.

Y don Pepe es el guía. Reconocido domador de caballos de tiro, durante casi veinte años cabalgó junto al comodoro Juan José Güiraldes al frente de la Confederación Gaucha Argentina. Y como su gran amigo, fallecido en 2003, es un símbolo del tradicionalismo argentino.

"Cambió mucho, pero sigue siendo un pueblo manso. Aunque más que un pueblo, Areco es un estilo de vida al que todo el mundo es bienvenido... salvo el que nos quiera venir a cambiar", define Guevara, siempre mirando al frente, fumando un puro mientras el carruaje avanza a ritmo bien arequero por la siesta bonaerense.

No sólo lo dice Guevara: la cultura arequera es particular. Tradicionalista, dirán unos; conservadora y cerrada, apuntarán otros. Pero cierto es que no se la puede desconocer si se pretende, por ejemplo, hacer negocios en Areco, uno de los pueblos más antiguos de la Argentina, fundado en 1730.

Dolores Ramírez de Passaglia tuvo muy en cuenta todo esto al planear la apertura del Patio de Moreno, nuevo hotel de la cadena N|A Town & Country, en pleno casco histórico, donde el tránsito pesado y la cartelería comercial de neón están restringidos. Decidió entonces que lo mejor sería hacer una inauguración abierta para los vecinos; que todo el mundo pudiera entrar y mirar cómo se había transformado la conocida manzana de la familia Passaglia, para la que no pocos visitantes habrían trabajado en otros tiempos.

Fue un éxito. Sobre todo por un gran punto a favor: el proyecto había sido generado por "gente de Areco", algo clave para la aceptación social en el pueblo del autor de Don Segundo Sombra , a 110 kilómetros de Buenos Aires.

"No hace mucho unos amigos me pidieron que les consiguiera alojamiento para pasar unos días acá -recuerda Dolores-. Pensé que sería algo muy fácil, pero me encontré con que no había ni una cama disponible. Al mismo tiempo pasaba algo más raro: veíamos cada vez más extranjeros por la calle, con la mochila y el mapa en la mano... Ahí empezó a surgir el proyecto del hotel, para el que, por supuesto, desde el principio consideré muy especialmente nuestras tradiciones, desde el tipo de construcción hasta la platería."

Patio de Moreno abrió hace un mes con seis bonitas habitaciones (planean sumar pronto otras seis), pileta, bar-café, espacios para reuniones y galería de arte. Y con la muy arequera característica del trabajo familiar combinada con el estándar de calidad de una cadena importante.

Se necesitaban más camas. Con sólo dieciséis posadas y residenciales, Areco fue visitado el año último por 119 mil turistas, de los cuales 7000 eran extranjeros, según datos de la Secretaría de Turismo.

Como a la familia Passaglia, las cifras ya entusiasman a otros inversores. Y para fin de año, por ejemplo, se prevé la inauguración de Pampas de Areco, un resort de campo con cuarenta habitaciones y cancha de polo.



Una vuelta a la plaza



La plaza Ruiz de Arellano, justamente donde se fundó el pueblo, es uno de los lugares por donde últimamente pueden aparecer dos australianos leyendo una guía Lonely Planet. Allí, alrededor de calles adoquinadas, hay mucho para ver: la Intendencia, la iglesia, la comisaría, el museo y taller de platería Draghi, La Esquina de Merti (pulpería), la chocolatería La Petit (tienen trufas sabor... yerba mate) y el local de artesanías Las Nativas, de donde casualmente salen los paseos en carruaje de Pepe Guevara.

Mariana Solveyra, de Las Nativas, atiende regularmente a tan novedosas figuras en el paisaje urbano. "Buscan mates, láminas gauchescas y de polo, tejidos y ropa de cuero -explica esta porteña que encontró en la calle Arellano el equilibrio justo-. Lo que más aprecio de Areco es la tranquilidad, el aire de pueblo, que sea un lugar tan lindo para vivir, pero que a la vez, a diferencia de otros pueblos, te ofrezca fuentes de trabajo y la posibilidad de llevar adelante una buena idea."

Otro porteño radicado en Areco desde hace diez años es Patricio Santos Ortega, actual director de Turismo. "La sociedad arequera es conservadora -dice-. La marca que dejó Ricardo Güiraldes es mucho más fuerte de lo que cualquiera de afuera puede interpretar. Al tema de la tradición lo sienten, lo viven y lo pelean. Por ejemplo, cuando arregla un poco su casa, la persona más sencilla, lo he visto, prefiere gastar unos pesos más y poner una puerta de madera, una moldura... Es un fenómeno sociológico muy interesante. Y en gran parte viene de ahí: del hito histórico que fue Don Segundo Sombra ."

Si para los comerciantes la aparición de turistas con dólares y euros es una buena noticia, para la gente de campo el panorama puede ser diferente. ¿Cómo ve una sociedad tradicionalista la llegada de tanto gringo? "Nos gusta recibir al turista. Pero siempre que nos mostremos como somos, sin montar un show que no tiene nada que ver con la realidad", acepta don Pepe Guevara, sentado en la cocina de su casa, mientras despide el día con un increíble asado. Y en realidad, no precisa explicar mucho más sobre la identidad arequera; al fin y al cabo está casi todo ahí, en la parrillada compartida, el vino y la conversación junto al fuego.



Gran fiesta arequera



La de la Tradición, en San Antonio de Areco, es una de las fiestas populares más antiguas del país. En noviembre próximo tendrá su 68° edición y, como cada año, volverá a convocar a un promedio de diez mil espectadores con sus exhibiciones gauchescas, que ya son una tradición en sí mismas. Comenzará el sábado 2 de noviembre, y el domingo 11 tendrá su punto culminante con desfile, doma, jineteada y baile, siempre en el Parque Criollo.

Lo interesante es que, a diferencia de otras fiestas populares en el país, la de Areco es bastante menos promocionada, no se apoya en ningún artista de renombre comercial y no tiene auspiciantes, por decisión de la gente, que se empeña en conservar el espíritu tradicional de la celebración. "Cada año se repite la polémica porque algunos argumentan que, con auspiciantes, se podría hacer una fiesta más grande -explica el director de Turismo de Areco, Patricio Santos Ortega-. Pero por ahora la mayoría no quiere que se involucre ninguna empresa."



Datos útiles



Cómo llegar


* Por autopista Panamericana, Acceso Norte, ramal Pilar, siguiendo por ruta 8 hasta el km 113.



* En auto, son aproximadamente 1.30 h de viaje. En micro, desde Retiro, dos horas.



Dónde parar


* Patio de Moreno. Este hotel de la cadena N|A Town & Country acaba de inaugurarse en el casco histórico de la ciudad. Hasta el 31 de agosto, la habitación estándar cuesta 110 dólares y la de lujo, 140.



* Es muy habitual parar en estancias. Las dos más tradicionales son La Bamba y El Ombú de Areco.



Dónde comer


* Almacén de Ramos Generales. Una buena opción para parrilla y empanadas, en Zapiola 143.



* La Esquina de Merti. Picadas y antigüedades tipo pulpería, Arellano 147.



* No deje de pasar por dos buenas chocolaterías: La Olla de Cobre, Matheu 433, martes cerrado, y La Petit, Alsina 143.



Para ver


* Parque Criollo y Museo Gauchesco Ricardo Güiraldes. Todos los días, menos los martes, de 11 a 17. Entrada, 3 pesos. En el Camino Ricardo Güiraldes.



* Museo Taller Draghi. Platería criolla, en Lavalle 387, de 9 a 13 y de 16 a 20. Sábados, todo el día. También se puede ver un buen número de pequeños talleres de plateristas por todo el pueblo.



Compras


* Las Nativas. Artesanías: de telar, plata y cuero, Arellano 121.



* Para antigüedades, pasar por El Montepío, Matheu 322, y El Tramway, Segundo Sombra 411.



Carruajes


* La Yunta de la Cruz. Veinticinco coches de colección y salidas desde veinte minutos hasta varios días, con verdaderos apasionados del tema.



* Posta El Triunfo. Camino del Parque y Camino J. A. Güiraldes.


Fuente: La Nacion


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