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Las Leñas

e hënë, 6 gusht 2007




Tocar el cielo con los pies

¿Se puede esquiar allí donde no hay nadie, en montañas inexploradas de nieve en polvo, a sólo minutos de un gran centro de esquí? Sí, con la ayuda de un helicóptero. Bienvenidos al heliski


LAS LEÑAS.- Mencione la palabra heliski a cualquiera de sus allegados, esquiadores o no, y observe. Algunos pondrán cara de desconcierto y disimularán con un "ah..., sí, ¿cómo era eso exactamente?" Otros preguntarán si realmente hay que saltar del helicóptero sobre esquíes. Y no serán pocos los que, al adivinar que usted está a punto de hacerlo, se acordarán de toda su familia y admitirán que sienten envidia, seguramente de la insana. Pero ninguno será indiferente a la palabrita, esa mágica conjunción de helicóptero y esquí.


Porque eso es el heliski: la doble aventura de volar en helicóptero y -verdadero leitmotiv del programa- esquiar en nieve polvo, virgen, la que no pisó nadie y que uno puede rayar alegremente, como si pasara el dedo por el merengue de una torta. Allá donde no hay nada más que cumbres y cielo y un silencio blanco, blanquísimo, sólo entrecortado por el "tuc-tuc" del corazón que late a toda velocidad.


Pero vayamos por partes. Primero nos juntamos en el lobby del hotel Aries, en Las Leñas, a las 9 de la mañana. Allí nos espera Gabriel Rapoport, nuestro guía, que nos entrega un ARVA (un transmisor-receptor para localizar a víctimas sepultadas por una avalancha) y una mochila. En esta última hay una pala y una sonda (nuevamente, la idea es marcar el lugar donde quedó enterrada una persona; después, a cavar). Ah, además es imprescindible firmar el deslinde de responsabilidades, que entre otras cláusulas dice cosas como "Reconozco la posibilidad de que puedo sufrir lesiones, muerte, daños y pérdidas como resultado de tal actividad".


Pero nada de esto desalienta a los dos grupos que saldrán hoy: uno, el que está compuesto por tres sudafricanos y un argentino, y el otro, el nuestro, de periodistas locales (los grupos siempre son de cuatro personas, sin contar al guía y al piloto). Generalmente, mientras la mayoría de los argentinos que se anotan en el programa hará heliski por primera vez, los extranjeros ya lo han practicado antes, cuenta Marisol Sciorto, responsable de ventas de Burco Adventure, la empresa que brinda heliski en Las Leñas por segundo año consecutivo.


En este caso es al revés. Alberto del Castillo, porteño, de 46 años, subirá al helicóptero por segunda vez en pocos días. Cuando le pregunto por qué, me mira como diciendo "Esperá a hacer esto y después me contás".


Por otro lado, para Fred y Krista, la pareja de sudafricanos (que vive en Barcelona), se trata de una experiencia completamente nueva. "Creemos que éste es el lugar ideal para practicar heliski. Por la nieve, la amplitud de las pistas, porque no hay nadie...", dice ella.


El guía que irá con ellos, el austríaco Hannes Wephofer (que se dedica al heliski desde hace más de 15 años), asiente. "En Europa te alejás kilómetros y kilómetros y seguís viendo gente, rutas, pueblitos... Acá, unos metros más allá del valle y estás en el medio de la nada."


Minutos después lo comprobamos. Seis minutos para ser exactos. Es el tiempo de vuelo desde el helipuerto que está pegado al hotel Aries hasta Valle Hermoso, a unos 20 km de allí. Antes, el piloto Marcelo Fracchia nos da las instrucciones básicas sobre cómo subir o bajar del helicóptero (un B3 de Eurocopter), cargar los esquíes o pasar delante del rotor sin perder la cabeza, literalmente. No es chiste.


Después, sin más, nos deposita en Valle Hermoso, a 3500 metros de altura. Y no, no hay que saltar con los esquíes puestos, por si queda alguna duda. La seguridad es una máxima y se respeta a rajatabla.


Una vez que el helicóptero se aleja (va a recoger al primer grupo, que ya debe estar terminando la primera bajada, para hacer una segunda), y el rugido de los rotores se diluye en el aire, y nos quedamos allí, unos puntitos negros e insignificantes, el silencio es arrollador. Es el silencio que sobreviene después de los inevitables "wows" , "mirá dónde estamos" y "esto es de no creer", ese que nos hace sentir que estamos a miles y millones de kilómetros de la civilización, que somos los primeros en pisar aquel nevado paisaje lunar.


El estado de contemplación-fascinación se rompe cuando Gabriel finalmente se arroja por la montaña y nos invita a hacerlo detrás de él (por cuestiones de seguridad, el guía siempre va primero).


"Recuerden que esto es un viaje de placer", nos dice. La aclaración es importante para el que nunca ha hecho heliski. Tal vez porque en nuestro imaginario están grabadas aquellas imágenes de esquiadores extremos lanzándose por pendientes de vértigo y cornisas imposibles.


"El heliski es válido tanto para el que busca emoción y adrenalina como para el que quiere disfrutar, despacio, de la nieve virgen", nos había comentado antes Gabriel.


De hecho, no es necesario ser un esquiador profesional para animarse al heliski. Alcanza con un muy buen nivel intermedio y la autonomía necesaria en la montaña (claro que también ayudan los esquíes FAT, que, como su nombre en inglés indica, son unos esquíes anchos y gordos, con mayor superficie de sustentación, ideales para la nieve honda). La ansiedad de "estrenar" la nieve y vivir una experiencia imborrable hacen el resto.


Cada uno baja a su ritmo (somos tres esquiadores y dos snowboarders), embebido en su éxtasis. La nieve se deshace desde la punta de los esquíes, se agolpa en las rodillas, nos envuelve como una nube de azúcar impalpable. Atrás quedan las eses que vamos dibujando a medida que nos deslizamos, o flotamos, en ese colchón espumoso que hoy brilla con furia. Y aunque la bajada termina rápido (al menos ésa es la impresión que queda), después vendrán otras. El precio del programa, que no es nada regalado, por cierto, ya no parece tan abultado. "Pago lo que sea por esto", dice extasiado uno de los chicos.


El helicóptero espera siempre al pie de la pendiente, vuelve a ascender y va en busca de un terreno nuevo. Cuando volvemos al hotel, varias horas más tarde, nos reencontramos con el otro grupo de "heliesquiadores". No hace falta preguntar cómo les fue. Llevan la sonrisa estampada en la cara y la mirada destellante del que se sabe feliz.


Los fuera y dentro de la pista


Lo que el helicóptero tarda dos minutos, una máquina pisanieves puede tardar dos horas. Pero subir a la cabina de uno de estos modernos snowcats es otra de las opciones, más económicas, por ejemplo, que ofrece Las Leñas para explorar los fuera de pista. "En cuanto te alejás del centro tenés 17.500 hectáreas de montañas vírgenes -cuenta Fernando Passano, coordinador de Actividades de Montaña-. Con las máquinas llegás hasta 25 km del valle, donde no es inusual cruzarse con zorros, liebres, cóndores..." Los precios del llamado Extreme Expedition son de $ 420 (medio día) y $ 780 por persona (día completo).


Pero también están las actividades en el valle, que van desde el Action Zone Park (un espacio de juegos con saltos en bungee incluidos) hasta las fiestas con DJ invitados o el Banff Film Festival, el festival internacional de cine de montaña. Y, por segundo año consecutivo, vuelve el Easy Ski, un sistema de aprendizaje rápido importado de Aspen. El programa cuenta con garantía de aprendizaje; es decir, si no se aprende a esquiar en siete días se reintegra el dinero de las clases. Para tener en cuenta.


Datos útiles


Cómo llegar

* En avión, un pasaje Bs. As.-Malargüe, ida y vuelta, con transfer incluido a Las Leñas: mayor: $ 1100 + IVA ($ 190); menor: $ 980 + IVA ($ 190) .



* En auto, son 1200 km desde Bs. As.: tomar la ruta 7 hasta Junín, de ahí la 188 hasta Gral. Alvear, después la 143 hasta San Rafael, de allí la 144 hasta El Sosneado y, finalmente, la 222 hasta el Valle de Las Leñas.



Heliski

* Tarifas: tres bajadas, US$ 500 por persona; seis bajadas, US$ 1000, con almuerzo. El helicóptero no sale si hay vientos fuertes, nevadas o nubes bajas. Puede llevar hasta tres grupos simultáneamente, con un máximo y un mínimo de cuatro personas por grupo. Los desniveles donde se esquía son de 1000 metros. En la Argentina, Las Leñas es el único centro de esquí que brinda el servicio de heliski, que está a cargo del grupo Burco Adventure.


Fuente: La Nacion

1 koment:

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